Eyaculacion precoz, una epidemia silenciosa
La eyaculación precoz afecta a un tercio de la población masculina y se considera que cerca del 75% la ha experimentado por lo menos en una ocasión, mucho más que cualquier otra patología como el cáncer de próstata o la disfunción eréctil.
Sin embargo, es la menos tratada de manera profesional, la principal razón es obviamente la vergüenza del individuo por buscar ayuda.La edad promedio del una persona con eyaculación precoz se sitúa entre los 18 y 42 años, justo en la etapa de mayor actividad sexual, con el agravante de que quien la padece, termina por ser afectado también en el plano psicológico, convirtiéndolo en un ser inseguro y hermético que casi nunca se decide a exponer su caso, por lo que se puede seguir considerando al presente tema como un tabú.
Esta concepción, hace la disfunción aún más peligrosa puesto que se da apertura al aparecimiento de recursos con poco o ningún soporte médico ni científico, como las famosas pastillas o cremas retardantes, de las que el hombre con eyaculación precoz hecha mano casi de manera clandestina con el afán de mejorar su desempeño sexual, despertando casi siempre a la desesperante realidad de que los beneficios de dichos productos son mínimos y solo maquillan el problema mientras dure el efecto, pero en absoluto contrarrestan la disfunción como tal.
Si analizamos las consecuencias de la eyaculacion precoz, estas van más allá del padecimiento personal e involucran a la pareja, creando muchas veces un ambiente de insatisfacción y rechazo a la intimidad de quien de por sí, vive ya frustrada sexualmente.
Estos conflictos suelen agudizarse, desembocando frecuentemente en rupturas y desengaños.Ciertas investigaciones médicas recientes apuntan a un origen neurobiológico de la eyaculación prematura, dejando de lado el aspecto psicológico que predominantemente ha manejado el tema, es así que se realizó el lanzamiento oficial del primer fármaco contra la eyaculación precoz bajo el nombre comercial de “Priligy”, sin embargo tanto su efectividad frente a la disfunción como su éxito comercial han sido muy pobres.Entonces, resalta nuevamente como único recurso probado y eficiente por lo menos hasta ahora, la terapia a través de rutinas diseñadas para reeducar el reflejo eyaculatorio del individuo, obviamente bajo una dirección especializada y responsable.
Eyaculación precoz. ¿Dónde esta el problema?
Varios factores, tales como la falta de conocimiento del tema, un asesoramiento poco profesional, la desesperante hipersensibilidad a nivel del glande (cabeza del pene) que por lo general un hombre con eyaculación precoz desarrolla y esa molestosa y preocupante secreción (líquido pre eyaculatorio), que suele aparecer momentos antes de la inevitable eyaculacion, hace que por lo general, el varón piense que el problema es o esta en su pene, lo que afecta aún más su masculinidad y por ende su autoestima.
Pero la verdad, es que el inconveniente, de ninguna manera es o esta en el pene, sino mas bien en la información de que dispone el cerebro del eyaculador precoz para responder ante los estímulos percibidos antes y/o durante una relación sexual.
Así es, nuestro cerebro es el encargado de receptar las sensaciones y emitir impulsos o respuestas, y lo hace en base a un patrón pre establecido, el cual en el caso de un individuo con eyaculación prematura, hay que reprogramarlo, por así decirlo.
No hay mejor ejemplo para entender lo anterior, que el acto de la masturbación, aquí no se involucra una segunda persona, sino que el mismo individuo, crea en su mente la fantasía erótica que lo excita, viviendo una experiencia sexual imaginaria.
Por tal razón entonces, es imperativo que se comprenda que esta disfunción no encontrará aplacamiento real en cirugías o recursos farmacológicos, sino únicamente en un tratamiento o programa que reeduque el control perdido del individuo sobre su reflejo eyaculatorio, es decir que el método a seguir debe revertir o reprogramar la información que esta albergada en el cerebro, lo cual obviamente involucra un proceso técnico que debe ser profesionalmente dirigido.